Pero el sábado... oh, el sábado es para el desmelene más tremebundo. Os cuento: hay dos salas. Una grande con un pantallote inmenso donde podemos ver películas comerciales, perfectamente reconocibles. De seis películas que se proyectan, solo una o dos son buenas o potables. Pero la otra salita, más pequiñita y más compacta... ahí es donde voy yo.
Mientras en la grande se ven cosas como XMEN Orígenes: Ñordezno, Sream 4 o SAW 7, en la otra podemos deleitarnos con Vampirella (un saludo de John Terlesky) , Commando o Fenómenos sangrientos. Estamos hablando de pelis que hemos visto en nuestro videoclub y de frikadas que personalmente no sabía ni que existían como La guarida del gusano blanco con un Hugh Grant de cuando nadie lo conocía. En fin que yo ya sabiendo a lo que voy, siempre voy al mismo sitio, a la misma salita. Esta vez convencí a un colega para que me acompañase y no se arrepintió. El ambiente es como de... no sé... gremlins viendo Blancanieves y los siete enanitos pero hardcore. Un botón de muestra sería...
En fin, os recomiendo encarecidamente este evento que trancurre en noviembre año tras año. Y pura guachachá...
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